Una descripción es el retrato literario
de cuanto el narrador puede ver o saber sobre un personaje, un paisaje y más. Es
lo más parecido a una fotografía con palabras. Tradicionalmente se dice que una
imagen vale más que mil palabras, y no es errónea esa expresión, puesto que si
tuviésemos de describir con palabras sentimientos o sensaciones que tenemos
ante ciertos momentos, usaríamos más de esas mil palabras.
Instrucciones para el ejercicio de
descripción narrativa:
1. Lee los siguientes textos:
1.1. Autorretrato de Miguel de Cervantes:
"Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena, algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies. Este digo, que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso,... Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra." (
1.2. Autorretrato de Antonio Machado:
RETRATO
Mi infancia son recuerdos de un patio de
Sevilla,
y un huerto claro donde madura el
limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de
Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar
no quiero.
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he
sido
—ya conocéis mi torpe aliño
indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó
Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de
hospitalario.
Hay en mis venas gotas de sangre
jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su
doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra,
bueno.
Adoro la hermosura, y en la moderna
estética
corté las viejas rosas del huerto de
Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual
cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo
gay-trinar.
Desdeño las romanzas de los tenores
huecos
y el coro de los grillos que cantan a la
luna.
A distinguir me paro las voces de los
ecos,
y escucho solamente, entre las voces,
una.
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar
quisiera
mi verso, como deja el capitán su
espada:
famosa por la mano viril que la
blandiera,
no por el docto oficio del forjador
preciada.
Converso con el hombre que siempre va
conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios
un día—;
mi soliloquio es plática con este buen
amigo
que me enseñó el secreto de la
filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto
he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que
habito,
el pan que me alimenta y el lecho en
donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de
tornar,
me encontraréis a bordo ligero de
equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
(El Liberal, 1 de febrero de 1908, sin
título.
Campos de Castilla, Madrid,
Renacimiento, 1912.)
1.3. Autorretrato de Manuel Machado:
RETRATO
Esta es mi cara y ésta es mi alma: leed.
Unos ojos de hastío y una boca de sed...
Lo demás, nada... Vida... Cosas... Lo
que se sabe...
Calaveradas, amoríos... Nada grave,
Un poco de locura, un algo de poesía,
una gota del vino de la melancolía...
¿Vicios? Todos. Ninguno... Jugador, no
lo he sido;
ni gozo lo ganado, ni siento lo perdido.
Bebo, por no negar mi tierra de Sevilla,
media docena de cañas de manzanilla.
Las mujeres... -sin ser un tenorio, ¡eso
no!-,
tengo una que me quiere y otra a quien
quiero yo.
Me acuso de no amar sino muy vagamente
una porción de cosas que encantan a la
gente...
La agilidad, el tino, la gracia, la
destreza,
más que la voluntad, la fuerza, la grandeza...
Mi elegancia es buscada, rebuscada.
Prefiero,
a olor helénico y puro, lo
"chic" y lo torero.
Un destello de sol y una risa oportuna
amo más que las languideces de la luna.
Medio gitano y medio parisién -dice el
vulgo-,
con Montmartre y con la Macarena
comulgo...
Y antes que un tal poeta, mi deseo
primero
hubiera sido ser un buen banderillero.
Es tarde... Voy deprisa por la vida. Y
mi risa
es alegre, aunque no niego que llevo
prisa.
1.4. Autorretrato de Nicanor Parra:
Considerad, muchachos,
Este gabán de fraile mendicante:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales).
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué les sugieren estos zapatos de cura
Que envejecieron sin arte ni parte.
En materia de ojos, a tres metros
No reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? -¡Nada!
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable.
Y todo ¡para qué!
Para ganar un pan imperdonable
Duro como la cara del burgués
Y con olor y con sabor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!
Por el exceso de trabajo, a veces
Veo formas extrañas en el aire,
Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
Y estas mejillas blancas de cadáver,
Estos escasos pelos que me quedan.
¡Estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
De las quinientas horas semanales.
(De Poemas y antipoemas - Santiago,
Nascimento,1954)
2. Revisa con cuidado la siguiente presentación en Prezi:
3. Escribe tu autorretrato.
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